Vistas de la Torre del Oro y del Guadalquivir de Sevilla

Pasar 2 días en Sevilla

La luz, el color y el aroma que desprende Sevilla son algo único y una experiencia imprescindible. La capital hispalense está llena de lugares mágicos que es posible visitar en dos días con una buena organización y con mucha ilusión.

El sonido de los coches de caballos, el olor a azahar, su extraordinaria iluminación nocturna, el sol brillando como en pocos sitios en el mundo, la estampa del imponente Guadalquivir y el arte de tapear de pie en una barra. Estas son solo algunas de las características que definen a una de las ciudades con más encanto de todo el planeta, Sevilla. Una urbe para sentirla y vivirla. Para recorrer sus calles y callejuelas. Para extasiarse con la Giralda, caminar por los jardines del Real Alcázar o relajarse en el parque de María Luisa. Una de esas joyas imprescindibles para cualquier viajero o ciudadano de este mundo. La amplia oferta que posee la capital hispalense permite encontrar hoteles baratos en Sevilla para conocer una ciudad que da muchísimo de sí. Pero en esta ocasión vamos a hacer un itinerario de dos días en los que captar parte de su esencia.
Un paseo por el casco histórico de Sevilla
La ubicación es un aspecto importante a la hora de reservar un hotel en Sevilla, aunque la red de transporte público de la capital hispalense facilita mucho las cosas. Se puede optar por uno de los hoteles baratos que están fuera del casco histórico de Sevilla pero que gozan de conexiones muy cómodas con él, bien sea en autobús o en metro. Precisamente uno de los dos días de estancia se puede dedicar a recorrer esos monumentos conocidos por todos y que enamorarán al visitante. El Real Alcázar, la Catedral, la Giralda, la Real Maestranza, la Torre del Oro, la iglesia del Salvador y la Plaza Nueva pueden ocupar perfectamente una mañana entera. Eso sin olvidarnos de rincones mágicos y menos conocidos como la céntrica plaza de Santa Marta, un lugar con un encanto especial a pocos metros de la Giralda. Ya por la tarde el turno puede ser para la imprescindible Plaza de España, una de las más bonitas del mundo, y el relajante y coqueto parque de María Luisa. Para rematar la jornada, nada como un paseo a orillas del Guadalquivir y por el barrio de Triana con paradas puntuales para practicar uno de los “deportes” más suculentos de Sevilla, el tapeo. En este sentido merece la pena ‘La Primera del Puente’ y sus croquetas de puchero en la calle Betis y el mítico ‘Bar Salomón’ de la trianera calle López de Gomara, considerado “el rey de los pinchitos”.
Devoción en Sevilla
La capital hispalense no se puede entender sin sus iglesias y capillas donde se guardan como oro en paño las imágenes que recorren las calles de la ciudad durante una de sus citas grandes del año, la Semana Santa. Por este motivo, un segundo día en Sevilla puede girar en torno a una visita a lugares repletos de devoción como la Basílica de la Macarena, la Capilla de los Marineros de Triana o la basílica menor de Jesús del Gran Poder. Pero es que además, en este paseo es posible visitar la siempre animosa Alameda de Hércules y el Mercado de Triana. Y, cómo no, el siempre imprescindible tapeo en esos bares donde es un placer comer de pie y la comanda se apunta con una tiza en la misma barra. La Sevilla más auténtica que nos dejará prendados y con unas irrefrenables ganas de regresar.
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