Disfrutar de la naturaleza en la zona de Lleida

Es la única de las cuatro provincias catalanas que no tiene costa y por este motivo ha estado en ocasiones en un injusto segundo plano. Lleida no gozará las maravillosas playas de la Costa Brava, pero posee un patrimonio natural de primer nivel. Esto es lógico si tenemos en cuenta que una parte de su territorio toca los Pirineos. Pero no es el único motivo. Parajes como el Estany de Sanc Maurici, el parque natural del Cadí-Moixeró son auténticos imanes con gran poder de atracción para los amantes de las actividades al aire libre. Si a esto le sumamos que Lleida alberga algunos de los pueblos más bonitos de España, donde el tiempo parece haberse detenido, y una gastronomía suculenta con productos naturales y de calidad, tenemos todos los componentes para una escapada de muchos quilates.

Al tratarse de una provincia que cuenta con una buena red de carreteras, una opción muy recomendable es utilizar la capital ilerdense como centro de operaciones. Contar con un hotel en Lleida permite, además de disfrutar de la ciudad, desplazarse con comodidad a todos los puntos de interés de una provincia que sorprenderá y cautivará. Una sugerencia es el hotel ibis Lleida, un alojamiento moderno y económico enclavado en una interesante zona comercial. Con este capítulo cerrado, solo queda saber todo lo que hacer en Lleida para aprovechar al máximo un viaje muy natural.

Lleida está ligada irremediablemente al deporte del esquí. Tiene la fortuna de contar con una de las estaciones más populares de todo el país, Baqueira-Beret. Un lujazo para los amantes del deporte blanco que logró desarrollar una pujante industria turística en el Val d’Aran. Pero no todo es nieve. La naturaleza desbordante de esta zona del norte de Lleida permite realizar rutas de senderismo espectaculares. El itinerario que lleva al nacimiento del río Joèu, el del hayedo de Carlac y el circuito de los siete lagos de Colomèrs son tres buenos ejemplos. Para completar el recorrido no nos podemos olvidar del patrimonio artístico de localidades como Vielha.

Una provincia con semejante patrimonio natural tenía que contar con un Parque Nacional en toda regla. Se trata de Aigüestortes y el Estany de Sanc Maurici, una explosión de vegetación, agua y riscos que conforman uno de los paisajes más hechizantes de toda Europa. En total se pueden contemplar dos centenares de lagos encajados entre las montañas en un lugar ideal para los aficionados al senderismo. Existen numerosas rutas de diferentes niveles que se adaptan a los gustos del visitante. La que sube al mirador de Sant Maurici es altamente recomendable por las panorámicas que ofrece.

Lleida y Barcelona comparten una espectacular cadena montañosa que conforma el Prepirineo catalán. Se trata del parque natural del Cadí-Moixeró, un paraje fetiche para los aficionados a la alta montaña. No obstante en este espacio se encuentra el Pedraforca, una cima muy querida por los alpinistas. Los senderistas cuentan con 400 kilómetros de caminos señalizados que discurren por unos parajes de auténtico ensueño.

La naturaleza es la protagonista en Lleida, pero hay mucho más. Entre montañas, lagos y vegetación existen una serie de pequeños pueblos que parecen anclados en el tiempo. Un ejemplo es Guimerà, que siempre forma parte de las listas de localidades más bellas de España. Las nueve iglesias románicas de la Vall de Boí declaradas Patrimonio de la Humanidad casan a la perfección en esta escapada. Y no nos olvidemos de la gastronomía. La ruta del aceite de Les Garrigues y los restaurantes donde sirven platos típicos con productos de la tierra como setas, caracoles y carnes a la brasa, son parada obligatoria para reponer fuerzas y conocer la cocina local.