Consejos para no estresarte durante los viajes de trabajo

1. Planifica la jornada: a pesar de que hay cosas que no están de tu mano, siempre resulta más conveniente tenerlo todo bien atado. Haz un esquema de cómo debería transcurrir la jornada ideal. Cuando una de las anotaciones se caiga de tu esquema inicial, podrás reestructurar el programa pasando a la siguiente tarea. No seas demasiado estricto con los tiempos: son sólo algo orientativo.  

2. Sácale provecho a las nuevas tecnologías: todo lo que puedas hacer para agilizar los trámites del viaje jugará a tu favor. Desde hacer la facturación online hasta llevar las tarjetas de embarque o las reservas del hotel en una app, comprobar el estado de tu vuelo, gestionar mensajes o responder emails. Nadie pone en duda que el móvil es tu mejor herramienta de trabajo en los viajes.  

3. Aprovecha el ‘tiempo muerto’: no todas las tareas tienen que apretujarse en la agenda. Date una tregua, respira. Algunos viajes están diseñados con interminables escalas en las que el aeropuerto se te puede quedar pequeño. ¿Por qué no sales a dar una vuelta? La mayoría de las ciudades importantes tienen su aeropuerto principal a unos 30 minutos de la ciudad. Con escalas superiores a las tres horas dispones de margen suficiente para coger el transporte público, ir al centro, tomar algo, hacer compras y regresar a tiempo para tu próximo vuelo. ¿Viajas en tren? Entonces seguro que lo tienes mucho más fácil.  

4. Cuida tu mente y tu cuerpo: ningún viaje de trabajo debería estar exento de unos minutos de relajación. Bien sea durante el trayecto bien durante tu estancia en el hotel, dedícate un tiempo a relajar la mente y el cuerpo. ¿Sabías que cinco minutos de música clásica al día incrementan tu nivel de concentración y mejoran la calidad del sueño? Combínalos con un automasaje en las sienes y en las palmas de las manos y harás que la tensión acumulada durante la jornada se disipe.  

5. Encuentra tu espacio: durante los viajes, tu nivel de rendimiento se puede ver comprometido por muchos factores. Otros horarios, más movimiento, lugares de comida y de descanso que no son los habituales… Es imprescindible que en ese nuevo escenario encuentres un espacio propio. No siempre tiene por qué ser un lugar físico. Puede ser una actividad, un pensamiento o una nueva rutina creada para la ocasión. El caso es que siempre puedas recurrir a él para desconectar de la carga laboral y del estrés asociado a ésta.